Viganò no es Lefebvre

El ex Nuncio de Estados Unidos, Carlo Maria Viganò, quién solicitó la renuncia del papa Francisco en el año 2018, por encubrimiento al cardenal McCarrick, publica en su cuenta X que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, le convocó en Roma por una denuncia de cisma y desconocimiento a la autoridad papal. 

La respuesta del prelado incluye una declaración en la que señala: 

Repudio, rechazo y condeno los escándalos, los errores y las herejías de Jorge Mario Bergoglio, que manifiesta una gestión absolutamente tiránica del poder”.

Sin embargo, de entre los argumentos con los que justifica la decisión de no reconocer al papa Francisco, agrega su rechazo al Vaticano II, a partir de la postura de Marcel Lefebvre, obispo francés que tras el Concilio funda la Fraternidad San Pio X, en 1970 y, posteriormente consagra cuatro obispos de la fraternidad. 

“Cincuenta años hace, en el que aquel Palacio del Santo Oficio, el Arzobispo Marcel Lefebvre viene convocado y condenado de cisma por haber rechazado el Vaticano II. Su defensa es la mía, sus palabras son las mías, míos son sus argumentos”, señala Viganò. 

Papa Francisco y nuncio Viganó en el Vaticano – Fuente: Euronews

La oficina de información, del grupo formado por Lefebvre, publica la noticia pero al cierre del breve texto indica

Hay, sin embargo, un punto que lo diferencia significativamente del fundador de la Fraternidad San Pío X: Monseñor Viganò hace una clara declaración de sedevacantismo en su texto. En otras palabras, según él, el Papa Francisco no es Papa (…) Ni Monseñor Lefebvre ni la Fraternidad que él fundó quisieron aventurarse en este punto”, se lee en la nota.

Efectivamente, ni Lefebvre, ni sus seguidores han desconocido la autoridad del Papa y sus sucesores, o de la misma Curia Romana.

En un libro del cardenal Julián Herranz, sobre sus memorias en el servicio a Benedicto XVI y el papa Francisco, comenta el resultado de las conversaciones entre Ratzinger y Lefebvre, a través de un Protocolo de acuerdos para regularizar las relaciones entre el movimiento tradicional y la Santa Sede, que nunca se hizo público.

Cita el purpurado en su libro:

“Yo, Marcel Lefebvre, arzobispo y obispo emérito de Tulle, junto con los miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X por mí fundada: 1) prometemos ser siempre fieles a la Iglesia Católica y al Romano Pontífice (…)”, señalaba el acuerdo, que menciona el cardenal. 

Lefebvre, la noche antes de la difusión del protocolo ya firmado, retira su nombre, para posteriormente anunciar la consagración episcopal de los cuatro presbíteros de su fraternidad, sin el mandato apostólico, lo que derivó en la excomunión. 

De tal manera que hay grandes diferencias entre uno y otro; Viganò, fuera de toda lógica temporal, desconoce al Concilio y la autoridad de todo lo que le prosiguió, valdría la pena preguntarse, ¿es también ilegítimo Pablo VI, e incluso Juan Pablo II, quién le consagró obispo, en 1992, a quién juró obediencia?

Viganò desconoce la autoridad del Papa Francisco, ¿pero no de sus antecesores?, lo mismo con la Doctrina de la Fe, ¿no reconoce al cardenal Fernandez pero sí al cardenal Ratzinger, que por cierto, fue perito en el Concilio Vaticano II, razón de su crítica, y ‘cáncer moral’ sesenta años después? 

Preguntas que seguramente no tendrán respuestas, pero que permiten esclarecer las intenciones de un penoso episodio de la historia de la Iglesia contemporánea. 

Libro citado:
J. Herranz. Dos papas, Rialp, Madrid. 2023.

Rixio G Portillo / @Rixiogpr

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